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Signos de alarma en los niños. ¿Cuándo consultar al Psicólogo?

Madre sentada pensando

Durante las distintas etapas del crecimiento y desarrollo de tus hijos, es normal que en algunas ocasiones te preguntes si los cambios que está experimentando son normales. No son pocos los casos que, aduciendo a que “solo son niños” o tomando como referencia a familiares o amigos que, de forma bienintencionada nos explican que a ellos o a sus hijos les pasaban cosas similares y que no nos preocupemos, acabamos solicitando ayuda tarde y por lo tanto dificultando todo el proceso terapéutico.

¿Cómo saber si necesito un psicólogo?

Para saber cuándo acudir al psicólogo es necesario que prestes atención al comportamiento de tus hijos y a los signos de alarma. En cualquier caso, no te quedes con dudas y si tienes alguna acude o contacta con un profesional. Sin querer ser exhaustiva, te voy a exponer una serie de situaciones en los que, si detectas alguno de estos signos en tu hijo, sin ninguna duda es el momento de ir al psicólogo.

Aparición de conductas violentas

Cuando el niño tiene reacciones agresivas inexplicables, se enfada o se frustra y explota sin sentido, pega, rompe cosas, grita o se hace daño. Todas estas conductas son sintomáticas que el niño está pasando por una situación que lo desborda. Normalmente ellos no tiene recursos y por lo tanto no son capaces de gestionarla. En éstas situaciones hay algo que le está afectando enormemente a tu hijo y por desgracia no sabe expresarlo y necesita ayuda para poder sacarlo.

Dolores constantes de barriga o cabeza, sin explicación médica

Los signos de somatización son muy normales en los niños que están pasando por alguna situación difícil que no saben gestionar. Esto puede ser un síntoma serio de estrés. Una situación que para nosotros puede carecer de importancia, puede que ellos la estén viviendo de una forma totalmente diferente. A veces las dudas o la incertidumbre, genera miedo, ansiedad y estrés. Por el contrario, puede que una situación que consideremos muy traumática como la muerte de un familiar, puedan gestionarla sin grandes problemas. Por lo tanto, ten en cuenta que la importancia del hecho en sí no es lo más destacable en estos casos. Lo importante es como tu hijo lo está viviendo interiormente y por eso es tan necesario que prestes atención a estos síntomas. 

Problemas para mantener la atención

Cuando las familias vienen a consulta para hacer una evaluación de su hijo porque en el colegio les dicen que está presentado problemas de atención, siempre a parte de pasar las pruebas cognitivas y atencionales, añado una evaluación emocional. Esto es algo que muchas veces los padres les cuesta entender. «No, da igual, mírale solo la atención», es la frase que más escucho cuando explico todo el proceso. A veces cuesta mucho entender que la parte emocional pueda generar un bloqueo, de tal manera que el niño sea incapaz de controlar la atención. Es un signo muy evidente sobre todo si es un niño que antes no había presentado este problema. Un bloqueo emocional no solo causa problemas en la atención, sino un bloqueo en todo el proceso de aprendizaje. La atención es imprescindible para seguir avanzando en todos los aspectos madurativos de la vida.

Regresiones de conductas que ya habían sido superadas

Una regresión se refiere a dar un paso atrás en la evolución natural del niño y vuelve a etapas que se habían superado antes. Reaparecen miedos nocturnos, pesadillas, vuelven a tener problemas para mantener el control de esfínteres por lo que se les escapa el pipí de noche o de día, o bien retienen la caca generando estreñimiento, vuelven a reclamar el chupete, etc. Todo esto es un mecanismo de defensa donde los niños inconscientemente regresan al pasado, a otros momentos vividos en los que se sentían seguros y protegidos.

Las regresiones pueden darse ante un cambio importante en sus vidas como la llegada de un hermano, un cambio de colegio o una separación. Hay que tratarlo con normalidad y apoyar al niño, pero si no va desapareciendo poco a poco a medida que el niño va sintiéndose seguro en esa nueva etapa, tienes que consultar a un profesional para que os ayude. Buscar ayuda tanto a para ti como para el niño, a sanar ese sentimiento para que no acabe constituyendo un trauma futuro.

Niños que se vuelven retraídos

Imagínate que sin ninguna explicación aparente aparece un cambio en su conducta habitual. Deja de ser tan sociable y se muestra más retraído en reuniones sociales. En casa se muestra más triste y callado, puede que deje de mostrar interés por los juegos o actividades que antes le motivaban, prefiere estar solo, le cuesta dormir o tiene despertares nocturnos. Este síntoma puede ser difícil de detectar, pero es de los más importantes a tratar ya que suele ser síntoma de que hay un trauma latente que está generando mucho dolor.

Recuerda, si detectas uno o varios de estos signos en tu hijo, debes prestar atención y si no mejora en pocos días te recomiendo que consultes con un psicólogo sanitario. Juntos podemos ayudarles.

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