Todos los que tenemos hijos nos hemos tenido que enfrentar en alguna ocasión, y durante alguna de las etapas del desarrollo de nuestros niños de forma más intensa, a las temidas rabietas, berrinches o pataletas. Es una situación que genera cierto estrés o incluso frustración a los padres, porque no consiguen controlarlas ni entienden los motivos por los que se producen.
En ocasiones los berrinches de los niños pueden suceder de forma esporádica y de intensidad moderada. En cambio en otras ocasiones las pataletas se pueden suceder de forma continua y llegando a niveles de intensidad muy altos. Algunos padres y madres llegan a sentir angustia al ver a sus hijos en esa situación, temiendo incluso porque puedan sufrir algún daño.
Para poder plantear estrategias que reduzcan los niveles de intensidad de las rabietas e ir reduciendo su incidencia, es necesario conocer los mecanismos que llevan a producirse y la forma en que los niños aprenden en las primeras etapas del desarrollo.
Las habilidades sociales de los niños y su influencia en los berrinches.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que nuestros hijos, nacen como seres inmaduros socialmente. Ellos nacen sin habilidades sociales y las van adquiriendo mediante distintos mecanismos. ¿Cómo las aprenden? básicamente de de dos maneras:
- La primera es mirando a los adultos y repitiendo los patrones de conducta. Es importante entender que somos el espejo en el que se miran nuestros hijos, así que si yo le pido a mi marido gritando que me traiga el agua, pues mi hijo va a entender que la forma en que se piden las cosas es gritando y sin pedirlo por favor.
- La otra forma como aprenden los niños sus habilidades sociales, es simplemente la misma en como aprendemos los todos los seres humanos. Prueba error, ensayo error. De bebés, cuando ellos se sienten incómodos o se sienten mal, instintivamente se ponen a llorar y nosotros les solucionamos su mal. Si lloran porque tienen hambre, les damos de comer; se ponen a llorar porque tienen sueño, los acunamos; si se ponen a llorar porque están sucios, los cambiamos. Este es un aprendizaje que viene dado de forma innata y que les funciona durante el primer año de su vida.
Conociendo estos mecanismos de aprendizaje ¿Por qué nos sorprendemos tanto cuando a partir de los 2 años se desatan estas rabietas? en realidad solo están replicando lo que ellos han aprendido, por eso tenemos que tener conciencia de esto.
¿Cómo podemos cambiar las conductas que los llevan a una rabieta?
Con lo que hemos comentado anteriormente ya sabemos que para ellos lo natural y lo normal es llorar, gritar, patalear o darse golpes contra el suelo. Pero, ¿Cómo podemos cambiar esto?. Pues la forma más sencilla es modificando esa conducta y dando herramientas más adaptativas a su entorno social.
Esto sé que puede resultar desquiciante y agotador, porque no solo soy psicóloga sino que soy también mamá, pero ten muy clara una cosa, y es que tú eres el adulto y tú eres quien puede enseñarles.
Prevenir o enfrentarse a las pataletas.
Lo primero y más importante para conseguir nuestros objetivos es la prevención. No solo antes las rabietas infantiles, seamos conscientes que lo más importante ante cualquier problema de conducta es la prevención.
Si nos paramos a pensar en todas las situaciones de berrinches que hemos vivido, nos daremos cuenta que hay unos antecedentes. Han habido unos momentos previos en que hemos pensado, ¡huy! esto se nos desmadra. Ese preciso momento es en el que hay que intervenir, porque es mucho más fácil cortarlo en ese instante que luego intentar reconducir la situación. Somos sus padres, los conocemos, llevamos ya unos años conviviendo y sabemos en los momentos en los que se desbarata todo.
Para la prevención también es importante estar alerta. Por ejemplo: imagínate que estás cocinando tranquilamente y ves que tienes al lado una caja con las galletas de chocolate que le encantan a tu hijo, pero resulta que se está acercando la hora de la cena, y ves que tu hijo se acerca a la cocina y está entrando por la cocina. Enseguida te das cuenta que ahí va a haber un conflicto importante, bastante importante. ¿Qué es lo que haces? rápidamente recoges las galletas y las metes en el cajón antes de que las vea.
Otro ejemplo sería que vas con tu hijo pequeño a buscar al mayor al colegio. Vas con el carrito y hace mucho calor. Pasas por delante de la heladería y se desata otro conflicto. ¿qué pasa? pues que probablemente podrías haberlo evitado. Puede ocurrir el primer día pero al día siguiente piensa que si vas por el mismo camino vas a pasar por delante de la heladería y eso va a acabar en una rabieta considerable. Cambiando el recorrido puedes evitar la rabieta fácilmente.
Muchos padres piensan que tienen que enfrentarse a la situación y superarla. A nadie le gusta vivir en una guerra constante, por lo tanto sí está en tu mano prevenirlo hazlo. Vivirás mucho más feliz y mucho más tranquila. Pensar en esto, una manera muy inteligente de funcionar también es prevenir.
Cómo actuar cuando se desata el berrinche.
Cada situación es diferente pero utilizaremos la situación de las galletas a modo de ejemplo.
Aparición del conflicto
Imagínate que no te ha dado tiempo o no te has acordado de guardar las galletas de chocolate y tu hijo llega allí y las ve. Expongamos la situación muy clara. Cuando él va a coger las galletas se le dice no, no hay galletas porque es la hora de cenar. No hay galletas a la hora de cenar y guardamos las galletas. Lo hemos expuesto claramente y nos ha entendido, no hace falta empezar un gran discurso. “Si comes ahora galletas luego no querrás comer, piensa en que si luego no comes no tendrás suficientes vitaminas porque las galletas no te nutren lo suficiente…” No. Al niño todo esto no le interesa y no es necesario porque solo lo estás liando y lo estás distrayendo. El niño tiene una idea y es “¿Yo quiero galletas de chocolate!” Todo lo demás que me digas no lo escucha, y sólo ha escuchado “No te voy a dar las galletas”.
Pon palabras a sus sentimientos
En ese momento el niño se pondrá triste, se enfadará, hará esos primeros pucheros y enfados. En esa situación, para que el niño se sienta comprendido por ti y para que se dé cuenta que estás entendiendo sus sentimientos, debes poner palabras a esos sentimientos. Le podrías decir: -«no hay galletas antes de la cena. Veo que te estás enfadado y eso te molesta. Lo siento mucho cariño yo cuando estoy triste, me enfado o me molesto pues se me pasa cuando me dais un abrazo ¿quieres que te dé un abrazo?».
Reconduciendo la pataleta
Llegados a este punto puede pasar que el niño te diga que sí, que le des un abrazo y se quede tranquilo. Esto sería la manera más idílica de solucionar la rabieta antes de que estalle y creedme, no es imposible. Aunque ahora pienses que es imposible que cuando llegue ese punto que le ofrezcamos un abrazo el niño se va a calmar, más adelante cuando ya haya un aprendizaje previo que las rabietas no le llevan a ninguna parte, en este punto se logran cortan muchos berrinches.
Estalla el berrinche
El otro extremo es que te diga que ni quiere abrazo ni quiere escucharte y entre en cólera total. Aquí es cuando explota la rabieta. El niño se tira al suelo, da patadas a los muebles, llora, grita, se da cabezazos, se quita la ropa, tira los zapatos… Hemos llegado al punto más explosivo de la rabieta, ¿Qué tenemos que hacer? Estos son los pasos que tendrás que seguir para mantenerla a raya.
1. Mantener el contacto.
Muy importante, siempre mantenemos el contacto. No hay que abandonar al niño y adaptarnos un poco a cada caso. El niño está llorando, está gritando, tu en calma bajas a su altura, te sientas a su lado y lo acompañas en ese proceso. Hay niños que necesitan más contacto y otros que en este momento lo rechazan, pero agradecen, por ejemplo, que te sientes a su lado y estés ahí y de vez en cuando los acaricies o les digas «mamá está aquí y cariño». Si tú mantienes la calma y la tranquilidad, el niño no irá in crescendo, se irá manteniendo. Lo vamos tocando y si rechaza el contacto nos apartamos, nos esperamos un poquito y volvemos a tocarlo. Le vamos recordando verbalmente, «mamá está aquí cariño, mamá está aquí»
2. Ofrecer alternativas.
Cuando hayan pasado unos minutos que veamos que la situación está estancada, es decir, que el niño no va a más, sino que se mantiene, es un buen momento para ofrecerle alternativas. Cuando digo ofrecerle alternativas, no me refiero a distraerlo, porque distraerlo en el momento de rabietas es contraproducente. El niño se puede enfadar más. Por ejemplo. Si te acercas y le ofreces algo puedes provocar que el niño se enfade más, porque piensa que no lo estás entendiendo “yo quiero una galleta, ¿ahora que me está contando que me quiere dar a otra cosa?”
Puedes ofrecerle alternativas pero sin forzarlas. Por ejemplo, coges unos coches que sabes que le gustan mucho y te pones sola a jugar. Esa situación irá llamándole la atención. Si estás limpiando algo puedes sentarte en el suelo y limpiarlo mientras estas a su lado «mamá hasta aquí cariño, te entiendo, si me necesitas aquí estoy» e ir haciendo la tarea.
De esa forma se da cuenta que esa conducta está siendo ignorada. Debes darte cuenta que estás ignorando la conducta, no ignorando al niño. Es muy importante no ignorarlo. Estamos haciendo algo y él nos está viendo. Se irá acercando hacia ti y poco a poco se introducirá en el juego, o cuando se acerque lo invitarás a participar. En niños más pequeños puede funcionar ponerse a cantar para que ellos sigan la melodía.
Afianzar la conducta
Debes tener en cuenta que, cuanto más mayor es el niño, más se afianzada en este tipo de conducta y va a tardar más en estabilizarse cuando esté en fase explosiva.
Si el niño es más pequeño y no tiene esta conducta muy afianzada, si intervenimos en las primeras rabietas probablemente no duren más de tres o cinco minutos. En cambio con niños más mayores, podría ser que en algunos casos, estéis 20 minutos para poder estabilizar esa conducta. Hay que ser consciente que nuestro hijo cuanto más mayor es más se ha afianzado en esa conducta y va a necesitar un poquito más de tiempo para poder entender que ese no es el recurso para solucionar el problema.
Es muy importante entender esto porque va a necesitar tiempo. Se trata de un proceso de aprendizaje que le estamos dando para sus futuras relaciones sociales. Estás formando a tu hijo para la vida social, así que sé consciente de todo esto, relájate, tómate tu tiempo y sigue intentándolo porque lo vas a conseguir. En ocasiones sentirás que no funciona y que estás perdiendo el tiempo, pero llegará el momento que hará “clic” y cambiará. Es importante que no cedas y seas constante durante todo el proceso y podréis vivir con una mayor armonía familiar.
También puedes ver el vídeo sobre como reducir las rabietas.