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Fomentar la autoestima en los niños

Niño fuerte

¿Por qué es importante fomentar una autoestima sana en nuestros hijos? Para responder esta pregunta os dejaré algunos datos. Los niños con una autoestima baja tienen mayor riesgo de sufrir algún trastorno mental durante la adolescencia como la anorexia, bulimia, ansiedad o depresión, tienen un mayor riesgo de caer en las drogas y tienen muchos problemas para socializarse de una forma sana y equilibrada con sus iguales.

Es vital darle herramientas para fomentar una mejor autoestima porque cuando llegan a los 6 o 7 años, los niños se dan cuenta que los demás los miran y los juzgan igual que ellos miran y juzgan a los demás. Eso se llama la mirada social. Si cuando llegan a esa edad no tienen una buena base y un buen amor propio o una autoestima sana, esa mirada social juzgará y dejará que decida por ellos su propia autoconcepto. Es decir, valorarán más lo que los demás juzguen de ellos que lo que ellos mismos sienten sobre sí mismos.

Los niños con una autoestima baja tienen mayor riesgo de sufrir algún trastorno mental durante la adolescencia.

Por eso te voy a dar unos consejos que podrás seguir en tu día a día, durante las tareas cotidianas que haces en casa. Son maneras diferentes de ver las situaciones pero que ayudarán a que tus hijos fomenten una autoconfianza y autoestima sana. El autoestima sana es aquella que es equilibrada y hará que tu hijo respete a los demás y se respete a sí mismo, que respete sus sentimientos y sus necesidades.

1. Cuida tu estado emocional.

Es muy importante que cuando te dirijas a tus hijos estés, dentro de tus posibilidades, lo más tranquila y lo más relajada posible. Es muy importante que cuando te dirijas hacia ellos seas consciente de este dato que te voy a decir. Cuando hablas con tus hijos y le quieres transmitir algo, usas el lenguaje oral, pero cuando haces esa transmisión oral ellos sólo interiorizan el 7 por ciento de lo que dices. El 93 por ciento restante es tu tono de voz, la manera de decirlo, los gestos que haces, una caricia, todo lo que te envuelve, eso es lo que estás transmitiendo realmente. No es solo lo que dices sino como lo dices.

Por eso  es muy importante que tomes consciencia de esto y que intentes, si notas que estás nerviosa o ansiosa, respirar hondo, relajarte, pedirle a tu pareja que se quede con los niños y un rato después, vuelves y te diriges a tus hijos. Si les transmites serenidad y tranquilidad, ellos reciben esa información y se sienten seguros. La seguridad favorecerá su autoestima. En consecuencia, cuando se sienten en un ambiente seguro, aprenderán a estar tranquilos y relajados. Si por el contrario es un ambiente de nervios y de tensión, le transmites inseguridad y hace que no se relajen y por lo tanto, no interioricen esa autoestima más sana. 

Debes ser un adulto sano y equilibrado para que ellos tomen conciencia de esto. Se consciente de tu estado emocional y si ves que no eres capaz y que estás al límite, pide ayuda profesional, porque podrás superarlo y ser la mejor madre o el mejor padre para tus hijos.

2. Acepta a los niños por lo que son.

Es fundamental aceptar sus diferencias, no los compares y hazles saber que hay muchos tipos de talento. Tu hijo puede jugar muy bien al fútbol pero que no se le dé tan bien montar en bicicleta. Házselo saber cuando esté montando en bicicleta se caiga y quiera dejarlo, recordándole que juega muy bien al fútbol pero que tiene que mejorar con la bicicleta. Fíjate en el lenguaje, no le dices que no lo hace bien montando en bicicleta sino que tiene que mejorar. Le estás dando el empuje que necesita para que quiera seguir montando en bicicleta. 

También es importante que no lo comparemos, por ejemplo “mira qué bien lo hace tu hermano tú deberías hacerlo así”. Debes aceptar las diferencias y animarle a que continúe. Recuerda que el mensaje que siempre tienes que transmitir es que puede hacerlo tan bien como los demás.

3. Dale a tus hijos mayor autonomía.

Déjales ser más independientes. A veces pensamos que por asignarle la obligación de que cuando se levanta tiene que hacer la cama, va a ser un niño muy infeliz. Nada de eso es cierto, todo lo contrario. El niño es muy feliz cuando reconoce que es parte de la familia y la está ayudando. Así que no los trates como pequeños que no saben hacer nada, porque la lectura que ellos hacen es “no sé hacerlo y no soy capaz de hacer nada”.

Dales pequeñas tareas adaptadas a cada edad. Está muy bien que te ayuden en casa porque ven que forman parte, que están ayudando y que su trabajo tiene unas consecuencias positivas. Incluso cuando son más mayores por ejemplo, les pedimos que nos hagan el postre (algo sencillo como una macedonia), o que nos ayuden a cocinar. Luego todos nos comemos lo que han preparado y eso les hace sentir muy bien. Están participando y nos están ayudando. Sienten que están integrándose y que forman parte esencial de la familia.

Por ejemplo una mamá me preguntaba qué podía hacer su hijo con tres años. Pues con esa edad cuando vas a comprar puedes pedirle que coja productos y los meta en el carro. También puedes pedirle que te ayude a estirar la sábana. Son pequeños detalles del día a día con los que ellos ven que son capaces de hacerlo. Así que recuerda no los subestimes y dales tareas que les encantará y favorecerá muchísimo su autoestima.

No los subestimes y dales tareas que les encantará y favorecerá muchísimo su autoestima.

4. Se justo y coherente.

A veces el cansancio cuando llega la noche y venimos de trabajar, todo ese estrés cuando los niños no se quieren bañar y hacen alguna una pequeña tontería, provoca que nos desatamos y les pongamos un castigo brutal. Siempre es mejor que te tomes cinco minutos para ser justa y coherentes. Tu hijo ha hecho una pequeña trastada y está bien que le castigues y que sus actos tengan alguna consecuencia, pero se justa y equilibrada. Por ejemplo, si le estás diciendo que se meta en la ducha y al rato, después de repetirlo muchas veces, está dando vueltas por la habitación sin hacer caso, podemos decirle “si has perdido el tiempo, a la hora de contar el cuento esta noche no habrá tiempo porque lo has perdido por estar aquí jugando”. Eso es una consecuencia de que él haya perdido el tiempo, así que mañana intentará darse más prisa. No puedes castigarlo durante una semana sin cuento ya que sería desproporcionado. Así que antes de castigar respira y se justa y coherentes. Acompáñalo en el castigo (aunque no le leas el cuento estás con él) porque es muy duro tener un castigo, pero pasar por esto solo es mucho más duro.

Recuerda, conviértete en un adulto sano y equilibrado emocionalmente, toma consciencia de esto y trabájalo. Acepta a los niños por lo que son. Aprecia sus diferencias y no los compares. Dales más autonomía y asígnales tareas de casa que ellos puedan realizar y sentirse bien. Se justa y coherente en los castigos o en las consecuencias, acompañándolos en ella.

Vídeo sobre la autoestima infantil.

Educar las emociones, el secreto del éxito.
Imagen de master1305 / Freepik